violencia estudiantil en Colombia

Cuando coloquialmente hablamos del comportamiento de nuestros escolares respecto al que tuvimos nosotros, tendemos a crear una cierta añoranza respecto al respeto por el profesor y padres que parece ahora se haya esfumado. Sin embargo otros análisis más rigurosos no achacan a esta pérdida de respeto el pretendido aumento de la violencia. Parece que nadie pone en tela de juicio que la situación adversa de algunas sociedades marginales son caldo de cultivo de las actitudes antisociales en nuestros niños y adolescentes. Esta marginalidad provoca relación con el consumo y tráfico de drogas, con el sida y con situaciones de estrés que se traducen a veces en actos antisociales y violentos. Pero según algunos analistas esto con ser, no lo es todo ni mucho menos. En principio, se separa el conflicto (fenómeno natural en nuestra realidad social) de la violencia, fenómeno a analizar en profundidad y al que es preciso encontrar acciones coordinadas que intenten evitarlo. No faltan en los documentos analizados teorías sobre el fundamento psicosociológico de los actos de violencia escolar y que expondré en ésta parte del trabajoYa ha quedado patente la opinión de expertos en el sentido de que la violencia escolar no va en aumento a pesar de lo que se piense, sino que esta apreciación se debe a la existencia de una mayor sensibilidad ante los hechos violentos. Esto se opina desde el artículo "La violencia escolar" de La Voz, semanario de Miami. En el mismo artículo se pone en evidencia que la historia de la educación tiene antecedentes en este sentido muy rudos: "en Grecia y en Roma, muchos maestros, algunos de ellos grandes figuras intelectuales, tenían plena facultad para pegar a los alumnos. Los castigos corporales han sido una constante en la educación con esos viejos axiomas como la letra con sangre entra, etc. Basta con leer Juvenilia, para ver que el venerado Jack, de pronto tenía una sesión de boxeo con sus alumnos. Y hace tan sólo 10 años, el Parlamento inglés hizo por fin lugar a la petición de un alumno de una universidad muy importante de Inglaterra que reclamaba que no se aplicasen más castigos corporales.
¡La petición se había iniciado en 1625! Un buen ejemplo de más vale tarde que nunca. Pero, los castigos corporales continúan: en Australia son frecuentes, en Japón son diarios... y también la situación inversa: hay un 10% de profesores que han sido golpeados por sus alumnos. De tal manera que dentro de todo en Estados Unidos (y también en América Latina) no estamos tan mal comparativamente, porque el castigo corporal, el golpear a un alumno o a un maestro, es ya cosa inaceptada socialmente. Y los casos que suceden son ventilados por la prensa... no así en otros países, donde quedan ocultos a la opinión pública. Las causas de la violencia en los niños y jóvenes escolares tiene su raíz en la situación familiar y en los medios de comunicación. En opinión de una sicóloga experta en valores y derechos humanos «la falta de respeto hacia los demás y la dificultad en las habilidades sociales» son factores determinantes en las actitudes violentas. Un problema añadido es el reflejo en los colegios de la violencia que se percibe en casa contra las mujeres. Una violencia que los niños interiorizan. "
Parece que las causas están íntimamente ligadas a la realidad social en la que nuestros adolescentes se hallan insertos. La familia, la influencia de los medios. Es aceptado que así como el conflicto es consustancial al hombre, la violencia se aprende. El doctor Chester Quarles, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de de Mississippi y autor de varios libros sobre el tema (Staying Safe in School:the life you save may be your own) dice con toda claridad: "Somos el país más violento de la Tierra. Para el momento en que un niño cumple los 6 años, ya ha observado 6 mil asesinatos y eso tiene un efecto catastrófico y devastante". En este mismo sentido se expresa una interviniente en el debate de nuestro web: En nuestros Colegio si hay violencia, aqui las mismas circunstancias del país, las cuales los niños las viven a diario en la televisión y en sus hogares, hacen de ellos personas agresivas, creo que se debe fortalecer la familia y en especial a la pareja como primeros educadores de los niños,pues una familia con valores podrá proyectarse en sus hijos, fomentando la
autoestima ( autoconcepto, autonomía, autovaloración) de sus miembros y desde alli darse a la comunidad.


Rosa Elena Ochoa


Docente preescolar Bogotá, Colombia

miércoles 21 de junio de 2000"
Para Jane Grady, asistente del director del Center for the Study and Prevention of Violence, los factores son múltiples: "Las causas de la violencia son iguales si esa violencia se manifiesta en la comunidad o en las escuelas. Sabemos que está vinculada con familias alteradas, barrios desorganizados, adolescentes involucrados en drogas y/o alcohol, entre otras cosas".
Ana Porto en su artículo publicado por la Asociación Redes expresa: "Se excluye al diferente, al tímido, al gordo, al de las gafas... Cualquier excusa es buena. El perfil del agresor o agresora está muy relacionado con la frustración. Una sociedad muy competitiva, un futuro incierto y unos papeles hombre/mujer en proceso de cambio llevan a que los escolares se sientan inseguros e intenten superar los conflictos mediante la violencia.
Un 21% de los alumnos comprende que en momentos de ira sus compañeros pinchen las ruedas de los coches de los profesores. Según un estudio reciente llevado a cabo por el psicólogo Manuel García Pérez, el 17% de los adolescentes españoles padece ansiedad y estrés, lo que se traduce en un factor de riesgo para el rendimiento escolar y en unos mayores «niveles de inquietud» en las aulas, con estallidos de ira o tristeza, descontrol de emociones, incremento de la violencia y no tolerancia a las frustraciones".
Rocío Lleó Fernández, en su magnífico trabajo "La violencia en los colegios. Una revisión bibliográfica" coincide en las tesis del profesor Moreno Olmedilla cuando afirma: "La realidad es muy compleja porque en ella se cruzan factores muy diversos, la investigación y el análisis sobre el fenómeno son aún muy precarios y las respuestas educativas son igualmente distintas. No se puede afirmar que exista un buen paradigma conceptual desde el cual interpretar, en toda su dimensión, la naturaleza psicológica y social del problema.
Los actos violentos están sujetos a un gran sistema de relaciones interpersonales donde las emociones, los sentimientos y los aspectos cognitivos están presentes y configuran parte del ámbito educativo. Asimismo están ligados a las situaciones familiares de cada alumno/alumna y al ámbito social de la escuela.
El problema comienza cuando se aborda la resolución del conflicto a través del ejercicio de la autoridad, del castigo, etc. provocando un clima de tensión en el aula que el profesorado no sabe resolver, y queda la cuestión sumergida en el currículo oculto de las relaciones interpersonales y en el clima del centro que lo sustenta.
Un aspecto sobre el que parece que hay consenso es la forma de abordar el problema, desde una posición de análisis e investigación sobre el tema de la violencia y la agresividad y sobre el propio marco escolar y sus características para poder llegar al desarrollo de programas de intervención y prevención aplicables a la realidad educativa. Es decir, reflexión teórica e investigación empírica.